Tras 20 años de cárcel Francisco Guerrero fue reincorporado, pero no paso mucho para que volviera a cometer atroces crímenes.
Reaparece en 1908 después de otro homicidio. Esta vez era un anciana, a quien ejecuto de la misma manera que sus victimas pasadas, violada, apuñalada y degollada, solo que a Antonia la dejo casi irreconocible, el lo justifico con que la anciana lo había hecho enojar. Su cuerpo fue encontrado a los alrededores del río Consulado, como todas sus anteriores victimas, haciendo referencia del dicho: el asesino siempre vuelve al ligar del crimen. Ésta vez el chalequero, que presumía de ser muy organizado en sus crímenes, reaparece siendo sumamente descuidado, ayudando así a su detención el 13 de junio de 1908. Fue llevado a la prisión de Lecumberri y sentenciado a pena de muerte, pero en noviembre de 1910 muere gracias a una tuberculosis en el Hospital Juárez.
José
Inés Rodríguez, quien fue testigo del terrible asesinato de la anciana, era un
pastor que cuidaba de su rebaño cerca del río Consulado cuando presenció el
atroz suceso.
Al
parecer todo le salió mal a Guerrero pues quien presumía de ser sumamente
cuidadoso en sus asesinatos, en éste último es muy descuidado. Momentos después
de ser visto por el pastor, las hermanas Solorio lo vieron lavándose las manos
a la orilla del río.
Gracias
a estos testimonios fue aprehendido por segunda ocasión 13
de junio de 1908. Fue llevado a la prisión de Lecumberri. “El gendarme 479, de
nombre Juan Robles, y un vecino llamado José Montoya, fueron los responsables
de atraparlo”.3
Dos
semanas después confieza y dice haber conocido a su víctima en la cantina “El
Morito” en la colonia Villa Gómez.
En
el juicio de “El Chalequero” había tanta gente queriendo presenciar la
sentencia del homicida, que tuvieron que repartir tarjetas de pase para
controlar el ingreso al salón.
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