El
Imparcial del 15 de junio de 1908 lo termina por describir de una manera más
que acertada, “desarrapado, sin nobleza ni literatura, pero tan nauseabundo y
tan perverso como el poeta del placer y de la muerte”.
El periodismo en esta
época a pesar de su censura al comienzo de sus crímenes, fue una herramienta
fundamental para su captura. Gracias a la divulgación de sus descripciones
físicas y una seria de fotografías y grabados la prensa obedeció a dos factores
importantes, como las docenas de ejemplares al día por la prensa
sensacionalista y la cantidad de analfabetismo que había en esa época.
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